

Franz Anton Mesmer (1734-1815) fue un médico vienés que trató de sacar la hipnosis de las prácticas ocultistas y llevarla al estudio científico. De joven, Mesmer estudió teología y derecho antes de dedicarse a la medicina. La teoría que le dio renombre y aseguró su notoriedad fue la del magnetismo animal, algo que tuvo su origen en su tesis doctoral, realizada en la Universidad de Viena en 1766. Mesmer estaba muy influenciado por los trabajos de Isaac Newton y la teoría de la gravedad. Teorizó que las influencias “mareales” de los planetas también actúan sobre el cuerpo humano a través de una fuerza universal, que denominó “magnetismo animal”.
Con esa dedicación de adelantar sus prácticas médicas a las de la época formó su teoría:
Todas las personas, animales, plantas, árboles, agua e incluso las piedras poseen un fluido magnético que puede propagarse en la distancia. Las enfermedades se deben a una mala distribución del fluido y la cura consiste en reestablecer su equilibrio.
– Frasnz Mesmer (1734-1815)
Pacientes famosos con los que ensayó
1.Franz Oesterline – Dolores
Su caso más destacado fue el de Franzl Oesterline, una mujer de 27 años que sufría lo que Mesmer describió como una enfermedad convulsiva, “cuyos síntomas más molestos eran que la sangre se le subía a la cabeza y allí se producían los más crueles dolores de muelas y de oído, seguidos de delirios, rabia, vómitos y desmayos”. Estos síntomas eran tan graves que Fraulein Oesterline se trasladó a la casa de Mesmer para ser tratada las 24 horas del día.
Volviendo a las teorías de sus días de estudiante, Mesmer efectuó una cura, según él, utilizando un imán para interrumpir las mareas gravitacionales que afectaban negativamente a su paciente. Consiguió inducir en Fraulein Oesterline la sensación de que un fluido drenaba rápidamente de su cuerpo, llevándose consigo su enfermedad. Su recuperación fue completa y prácticamente instantánea.
Con la información que tenemos hoy día sabemos que los resultados se produjeron por la sugestión hipnótica de un fluido que drenaba del cuerpo. Incluso Mesmer se dio cuenta de que el imán no tenía nada que ver con la curación. Su sistema se basaba en la creencia de que la enfermedad estaba causada por el agotamiento de los niveles de magnetismo animal, y que éstos podían reponerse si el sanador transmitía parte de su propia y abundante fuerza magnética a través del éter al paciente. El imán era simplemente un dispositivo que permitía esto, junto con la compleja y larga secuencia de gestos y toques con las manos conocida como el “pase mesmérico”.
2.Maria Theresia von Paradis: Ceguera
Maria Theresia von Paradis (1759-1824) fue una pianista y compositora austriaca muy reconocida. En su infancia quedó ciega y Franz Mesmer le trató en 1777 mediante su terapia magnética. Este método psicoterapéutico se basaba en la sugestión. Los padres y amigos de la mujer no confiaban en Mesmer y lo acusaron de fraude, llevándose con violencia a Maria Theresia de la casa de Mesmer, donde recibía el tratamiento. La causa de su recelo pudo estar en que recibían una pensión por la discapacidad de la pianista que hubieran perdido ante la mejora.

Utilizando la música como terapia hay indicios de que Mesmer consiguió realmente una mejora del paciente, pero no se comprobó científicamente. El caso fue utilizado por sus críticos como referencia para apoyarse de que era un fraude.
Mesmerismo en París: ¿médico o showman?
Mesmer obtuvo diferentes resultados con otros pacientes, afirmando que curaba la ceguera, la parálisis, las convulsiones y otras afecciones “histéricas”, así como el tratamiento de dolores menstruales y hemorroides. Se convirtió en una celebridad, yendo de gira y haciendo demostraciones dramáticas de sus técnicas y poderes en las cortes de la nobleza europea.
Cuando se mudó a Paris, allá por 1778, ya le precedía una gran fama. Montó una consulta médica a la que no paraban de llegar pacientes convencidos de la eficacia de su tratamiento. A su consulta llegaron hasta 200 pacientes por día, lo que hizo imposible la dedicación individual a cada uno de ellos.
El ingenioso médico construyó un artilugio al que llamó baquet consistente en un cubo de madera con cuerdas y hierros incrustados que llegaban a los enfermos para descargar el magnetismo animal a otros objetos. Los pacientes presionaban con las varillas las partes “enfermas” de su cuerpo. Gracias a estas consultas amasó una gran fortuna.

Las escenas en las que se desarrollaba la acción debían ser dantescas. Una vez en la consulta entrabas en una sala con poca iluminación y olor a incienso. De fondo oías melodías de una armónica. Te sentabas acompañado de otros pacientes haciendo un círculo alrededor del baquet mientras Mesmer paseaba en una túnica sosteniendo una varita metálica imantada. A los pacientes les daban a menudo ataques de llanto o risa, con lo que les trasladaban a una sala de crisis separada.
El gusto de Mesmer por el teatro y el espectáculo puede haber contribuido a la hostilidad con la que le recibió la comunidad médica de la época. Él creía que era porque obtenía resultados sin utilizar las técnicas médicas convencionales. Su carrera siempre estuvo salpicada por la controversia.
Juicio y descrédito
Con el tiempo, empezaron a circular rumores y dudas sobre la eficacia de los tratamientos de Mesmer en París. En 1784, el rey Luis XVI -preocupado porque su esposa, María Antonieta, se encontraba entre la clientela de Mesmer- ordenó que una comisión estudiara sus métodos. El grupo (que incluía al químico Antoine Lavoisier y al diplomático estadounidense Benjamin Franklin, de visita en el país) estaba menos preocupado por si los métodos de Mesmer funcionaban que por si hubiera descubierto un nuevo tipo de fluido físico.
Tras una investigación se determinó que no existía tal fluido. Poco después, Mesmer abandonó la ciudad. Vagó por Europa y vivió durante años como exiliado en Suiza antes de morir en Austria en 1815.
Legado
Aunque Mesmer fue despreciado en su época, algunos de sus pacientes afirmaron haber sido curados por él. Descubrió algo que sigue siendo relevante en la práctica psicológica moderna. Lo que aliviaba a la gente de su sufrimiento no era la corrección de un desequilibrio de fluidos ni el magnetismo superior de Mesmer, sino su capacidad para inducir un estado mental sugestivo mediante el cual se podían aliviar las dolencias, a menudo de naturaleza psicológica.
Esta técnica, sin tanto teatro y misticismo, sigue siendo la base de la hipnosis. Aunque sigue siendo controvertida, ha sido reconocida como una técnica terapéutica válida, sin necesidad de baquetas.
En 1994 se estrenó una película basada en las curas del médico: Mesmer. Puedes ver el trailer en youtube.
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